Las palabras importan, la manera en que nos expresamos, la manera en que escribimos importa, del mismo modo la información que compartimos importa. Todos contribuimos día a día a construir o destruir estereotipos.
Muchos son los contenidos que se transmiten y que nos bombardean cada vez más de cerca. Estos,se impregnan en nuestra mente de forma casi imperceptible, generan ideas y emociones que pueden modificar nuestro modo de pensar o de actuar.
En algunos casos, escudados detrás de una máquina nos deshumanizamos e irresponsablemente difundimos contenidos que ridiculizan, lesionan la imagen pública, autoestima o sensibilidad de otros seres humanos. Tenemos el poder de destruir la vida de una persona en un solo click y algunas veces pareciera no importarnos.
Si nos hacemos responsables de lo que vemos, a lo que reaccionamos, de lo que compartimos y creamos, inclinándonos por contenidos humanos, respetuosos, inclusivos y rechazamos aquellos que inciten al odio, ridiculicen, ofendan o segreguen, podemos contribuir a generar una mejor realidad para todos